En el contexto actual es fácil entender las devastadoras consecuencias de la pandemia en la economía y el aumento de los procesos de insolvencia de las actividades económicas de los trabajadores autónomos y pymes, en gran medida por deudas con la Administración.

Desde la Confederación Intersectorial de Autónomos del Estado Español (CIAE) siempre hemos recomendado y asesorado  a los autónomos para que eviten el sobreendeudamiento, que salgan del bloqueo económico de sus actividades económicas utilizando la vía de la Ley de Segunda Oportunidad y el proceso concursal. Lamentablemente, los autónomos y pymes recurren escasamente a esa opción, muchas veces por desconocimiento, y otras veces porque suelen ser procedimientos largos y costosos.

Por eso, ahora es una exigencia que las Administraciones Públicas concedan más flexibilidad a fin de poder salvar más empresas, lo que redundaría a medio plazo en mayores ingresos fiscales y de la Seguridad Social. En las actuales circunstancias de un declive de la productividad en los sectores más débiles, urgen cambios en la Ley de Segunda Oportunidad para que sea una herramienta eficaz que salve empresas y asista a la economía real. 

Querríamos añadir que también el Banco de España, por medio del gobernador de la entidad, Pablo Hernández de Cos, ha  propuesto una reforma de la Ley Concursal para garantizar una real segunda oportunidad a los autónomos endeudados, expresando recientemente que “para mejorar la productividad de la economía española urgen cambios en la Ley de Segunda Oportunidad. Se trata de una cuestión básica para asegurar el futuro de las empresas que son viables, aunque estén endeudadas”.

Finalmente, nuestra petición va en línea con la nueva Directiva Europea 2019/1023 sobre la Insolvencia, publicada el pasado junio en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Desde Europa se quiere facilitar la actividad de pymes y autónomos con dificultades financieras, y evitar la insolvencia de empresas que presentan viabilidad. Ya que, tal y como alertó la UE, “el 90% de los concursos de acreedores acaba en liquidación”. Por otra parte, la rapidez en la resolución de estas situaciones resulta también esencial para minimizar la destrucción de tejido productivo.